La comunicación ha sido una necesidad vital humana desde
tiempos remotos. Esta exigencia ha provocado que a lo largo de los siglos se
hayan experimentado diversos métodos y dispositivos, que permitieran encontrar
una comunicación eficiente a distancia, obteniendo casi siempre resultados
mediocres. No es sino a finales del siglo XIX, cuando la historia de comunicación
se halla salpicada de sus hitos más importantes, como la telegrafía óptica de Chappe
o la eléctrica de Morse, pero es la invención del teléfono por Graham Bell, la
que permite entrar de forma plena en la comunicación moderna. A partir de ese
momento, la historia de las telecomunicaciones es la historia del teléfono.
El teléfono ha evolucionado, ofreciendo hasta nuestros
días, mejoras sustanciales y permitiendo una propagación de la comunicación,
alcanzando cuotas inimaginables hasta hace tan solo 50 años, ya son más de 1000
millones de líneas telefónicas existentes por todo el globo, las cuales son
testigos de esta evolución. No obstante pese a que su número y sofisticación
han aumentado, nuevas barreras económicas representan un obstáculo a este tipo
de comunicación en un mundo caracterizado por la globalización, los crecientes
costes en esta clase de tecnología hacen necesario un nuevo salto que permita
eludir estos nuevos problemas.
Este salto que esta a punto de relegar a un segundo plano
al teléfono y ofrecer una alternativa real y barata, ha crecido de forma
paralela y silenciosa utilizando la infraestructura telefónica existente para
alimentar su evolución, es la joven tecnología denominada Internet.
El desarrollo de la “red de redes”, alimentado por redes
con altos niveles de calidad, fiabilidad y seguridad que poco tienen que
envidiar a la telefonía tradicional, ha generado todo un conjunto de protocolos
que rigen su funcionamiento. Entre esta ingente cantidad de protocolos cabe destacar
uno llamado Protocolo de Internet (IP). El principal trabajo del protocolo IP
es proporcionar un medio para el transporte de datagramas desde un origen a un
destino, sin importar si estas máquinas están en la misma red, o si hay otras
redes entre ellas. Es precisamente este protocolo el primer elemento que puede
catapultar la comunicación personal ofreciendo una alternativa más barata y
segura que la telefonía tradicional.
Pero no sólo este protocolo va ser la solución, un
segundo elemento se debe unir a la fórmula resultante, para obtener un medio de
comunicación rápido y barato. Este nuevo elemento no es otro que la Voz sobre IP (VoIP, Voice over
IP) que es una tecnología que permite la transmisión de la voz a través de
redes IP en forma de paquetes de datos.
De la combinación de ambos nace la telefonía IP que
permite la realización de llamadas telefónicas ordinarias sobre redes IP u
otras redes de paquetes utilizando un PC o teléfonos estándares.
Esta clase de telefonía posee varias ventajas que la
hacen muy atractiva. Pese a lo que pueda parecer, es una tecnología ya madura,
ya que las primeras investigaciones en algoritmos avanzados sobre este campo se
remontan a 1970. Además ofrece una posibilidad barata, los costes asociados a
una llamada de PC a PC son de un coste ínfimo comparados con una llamada
tradicional. Otra ventaja es que se puede adoptar su utilización sin grandes
traumas en infraestructuras para usuarios particulares o empresariales, para
explotar en su plenitud esta clase de método. Y por último existen numerosas
aplicaciones como MSN Messenger, AIM, Google Talk, TeamSpeak y sobre todo la
aplicación Skype que facilitan esta transición y ofrecen servicios multimedia
variados.
Dentro de este conjunto de herramientas cabe destacar
Skype, que es el programa más densamente extendido y con el cual se va a
utilizar como hilo conductor para explicar este tipo de programas.
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